El racismo y la discriminación existen en la industria de la moda, y estos temas han llegado a la atención de la gente durante este último tiempo, especialmente en los Estados Unidos. Agregar modelos negros, asiáticos, indígenas u otros modelos no blancos a las pasarelas no es suficiente para resolver el problema, y nunca lo será.

Global Fashion Agenda, un foro de liderazgo para la colaboración de la industria sobre la sostenibilidad de la moda, publicó lo siguiente en LinkedIn el 3 de junio de 2020: “Es nuestra responsabilidad tomar una posición en contra de todas las formas de racismo, discriminación e injusticia social".
Es muy cierto que la industria de la moda está vinculada a la cultura negra, y la industria necesita resaltar y respetar este vínculo con mayor frecuencia. El cambio es inevitable, especialmente el cambio positivo. La muerte de George Floyd es desalentadora e imperdonable. Si bien es triste que el cambio positivo a veces llega impulsado por eventos negativos, es de esperar que esta tragedia inspire a las personas a realizar cambios que se han retrasado mucho.
En los distintos sectores como en el de la moda se debe tomar partido en acciones que contribuyan a que esto sea posible. No basta con trasladar el mensaje de que se quiere hacer, deben hacerlo. No solo por lógica empresarial, ya que los consumidores cada vez tienen más en cuenta los valores de una marca y su posición en temas sociales, sino por obligación moral.
El gran poder que tienen las marcas de moda debe ser utilizado en beneficio de la sociedad.

Es el momento de que la moda acompañe sus manifiestos de solidaridad con acciones que ayuden a combatir el racismo de verdad y que las firmas de moda den prioridad a los asuntos sociales por encima de los financieros.
Mirar a un lado y mantenerse en silencio ya no es una opción. Pues la supuesta neutralidad es, también un posicionamiento.
Para ello los consumidores también debemos apoyar a proyectos que luchan por la igualdad racial mediante el acto de consumo:
En cuanto a marcas españolas, Top Manta, es “la marca de ropa legal hecha por gente ilegal", como se presentan ellos mismos. Este proyecto de moda surge del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona, capitaneado por Aziz Faye, maestro de la aguja en su país, Senegal, y mantero en España. A la luz de los acontecimientos que devolvían la lucha racial a la actualidad mediática, este emprendedor y activista charló en un directo de Instagram con Bad Gyal, logrando que su conversación se hiciera viral durante 24 horas.
Asimismo, el proyecto de la empresaria valenciana Leticia Valera se define como "una firma basada en la inclusión, la sostenibilidad, el empoderamiento, la solidaridad y el compromiso".
Para las empresas no es una cuestión de elegir entre negocio y humanismo: sin un enfoque humanista, centrado en los valores, no existirá negocio.
Selene Valanzuela Miralles
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